Si el homo sapiens dejó la caverna y hoy se propone colonizar Marte, es porque entre estos dos sucesos se ha producido un colosal desarrollo humano y tecnológico. ¿Pero qué suceso dio inicio a este camino? ¿Cuál fue en realidad el primer paso que permitió que se dieran los siguientes, hasta llegar a la situación actual? La respuesta es sin duda: la división del trabajo. Para entender este fenómeno tenemos que remontarnos a los orígenes del hombre, vale decir a la historia de la sociedad, porque el hombre es un ser social por definición.
La aparición del hombre es una de las grandes transformaciones dentro la Naturaleza. Y en esa transformación, el trabajo jugó un papel fundamental. Nuestros antepasados empezaron a elaborar sus medios de producción, al inicio muy rudimentarios, pues básicamente eran de piedra, pero esto los apartó de los demás seres de la Naturaleza.
“La condición básica y fundamental de toda la vida humana, y lo es en tal grado que, hasta cierto punto, debemos decir que el trabajo ha creado al propio hombre.”
Engels
Gracias al trabajo, surgió y comenzó a desarrollarse la sociedad humana.
Pero la vida del hombre primitivo no se desarrolló en un paraíso. Enfrentados a las fieras y a los cambios de la Naturaleza, el desarrollo de sus armas e instrumentos de trabajo, en general fue lento. Entre una innovación y otra transcurrieron milenios. Los hombres vivían en pequeños grupos, pues no podían alimentar a todos y sus actividades principales eran la caza y la recolección. Un aspecto digno de resaltar era que la producción era igual al consumo; es decir consumían todo lo que producían. No había excedente económico.
El descubrimiento del fuego fue un salto formidable en el desarrollo del homo sapiens. Lógicamente lo habían visto emerger por acción del rayo y los incendios del bosque, pero transcurrieron miles de años para que aprendieran a dominarlo. Hace 300,000 años el hombre empieza hacer un uso cotidiano del fuego. Ello le permitió cocer los alimentos lo cual mejoró el aprovechamiento de los nutrientes e influyó en el desarrollo del cerebro, también permitió mejorar la elaboración de los instrumentos de producción, protegerse del frio y servirle de defensa de las fieras.
Durante los primeros miles de años que constituyeron la infancia del hombre, el material más utilizado fue la piedra, por lo que se conoce como la Edad de Piedra. Posteriormente vendría la Edad de Bronce y de Hierro. En este desarrollo un importante hito fue la invención del arco y la flecha que permitió el desarrollo de la caza. Posteriormente los cazadores domesticaron algunos animales con lo que surgió la ganadería. El primer animal domesticado fue el perro, al que le siguieron la vaca, la cabra y el cerdo.
Pero fue la aparición de la agricultura, la que dio inicio a una nueva etapa en la vida del hombre primitivo. Tuvieron que pasar cientos de miles de años, para que los hombres pudieran descubrir que sembrando semillas podían domesticar las plantas. En sus inicios la agricultura era muy primitiva, pero con el dominio de los metales se pudo mejorar los instrumentos de producción y de esa manera se forjó una agricultura sobre bases más sólidas. Esto finalmente hizo que el hombre dejara de ser nómada y se volviera sedentario.
El perfeccionamiento de los instrumentos de producción permitió la división del trabajo. En su inicio fue en base a la edad y el sexo. Los hombres hacían una labores, las mujeres otras y los niños otra diferente.
Pero es con la aparición de dos actividades distintas: agricultura y ganadería, cuando se produce la primera división social del trabajo. Con la aparición de este fenómeno económico, un grupo de hombres se dedicó únicamente a una determinada actividad, lo cual aumentó sustancialmente la productividad. Así, los pastores mejoraron la cantidad y calidad de carne, leche y lana, mientras que los agricultores hacían lo mismo con los productos agrarios. A la par de la agricultura y ganadería surgieron otras actividades como las del alfarero, el herrero, el armero, etc.
En este escenario surgió la necesidad del comercio y el intercambio, pues el agricultor tenía productos agrarios pero requería de los productos de la ganadería y viceversa. Con la aparición de las otras actividades, la necesidad del intercambio se amplificó.. Y es por esta necesidad que hace su aparición la primera forma de intercambio: el trueque.

En sus inicios el trueque tuvo un carácter fortuito y el valor de una mercancía se medía a través de otra, que llamaremos valor equivalente. Así, si el cambio era: 1 gallina = 10 kg. de trigo, entonces el trigo era el valor equivalente de la gallina.
Pero a medida que la división social avanzó, entonces el intercambio se fue haciendo más regular y frecuente. En consecuencia el valor de la gallina ya no tenía que medirse solamente respecto a otro producto como fue en el caso anterior ( trigo), sino que también lo tenía que hacer con el hacha, la tela, , etc. Lo mismo pasaba con el trigo que tenía que intercambiarse con la gallina el hacha,, el oro, etc. Y así con todos los productos. Es el mundo de un trueque ampliado:
Hay que notar que en esta etapa el intercambio entre las mercancías era directo, sin intermediarios. Sin embargo a medida que empezó a aumentar el comercio, el trueque se va convirtiendo en una traba para el desarrollo de la sociedad emergente. El principal problema es lo que se conoce como “la doble coincidencia de necesidades”. Esto significa que el productor de gallina que desea obtener trigo, debe encontrar no solo a alguien que lo produzca, sino que también quiera recibir gallina por su trigo. Pero qué pasa ¿si el productor de trigo desea tela y en consecuencia rechaza la gallina?. El intercambio se dificulta, pues cada productor estará dispuesto a comerciar solo con los productores que produzcan el bien que el desea. En estas condiciones el comercio se traba y vuelve complicada.
Es en estas circunstancias que los productores empiezan a cambiar sus productos no necesariamente por el que desean, sino por el producto más deseado en la comunidad, ya que su tenencia puede facilitar el intercambio por el producto que desean. Por este motivo, suponiendo que la gallina es el producto más deseado, ya no aparece en el lado izquierdo de la ecuación sino en el lado derecho, reflejando el valor de todas las mercancías. La gallina es el espejo donde todas las demás se miran para conocer su valor.
Como se aprecia, la situación ha cambiado sustancialmente . Ahora todas las mercancías se cambian por la gallina, que se convierte en el equivalente general. En otras palabras, del mundo de las mercancías, emerge una que no es demandada por su valor de uso, sino por su capacidad de poder intercambiarse más fácilmente por las demás, motivo por el cual todas aceptan adquirirlo aun cuando no lo necesiten.
Con este paso ya están dadas las condiciones para la aparición del dinero. En el próximo post veremos que mercancías ocuparon este rol de equivalente general, hasta desembocar finalmente en el oro como primera expresión del dinero: el dinero- mercancía.